jueves, 2 de mayo de 2013

Contaminación hídrica y de las playas



Contaminación hídrica y de las playas

En general la contaminación es la alteración nociva del estado natural de un medio como consecuencia de la introducción de un agente totalmente ajeno a ese medio, causando inestabilidad, desorden, daño o malestar en un ecosistema. Se pueden distinguir varios tipos de contaminación en función de las características y de los medios afectados.
Las que se verifican mayormente en el Salento son la contaminación hídrica y la contaminación de las playas. La primera, o sea la contaminación del agua, se produce cuando se le agrega o deposita algún material, y eso afecta a su estado habitual y puede venir de fuentes naturales o, como en la mayoría de los casos, de actividades humanas. La segunda tiene su origen en fenómenos naturales (lluvias intensas, huracanes, cambios climáticos inesperados) y sobre todo en actividades humanas en la zona costera y continental. El exceso de lluvias afecta a las playas cuando el agua de zonas interiores busca su salida al mar. Esto sucede por su capacidad para acarrear materiales orgánicos naturales, basura doméstica u otros desechos, residuos abandonados en las calles pavimentadas (gasolinas y aceites automotrices). Otros contaminantes llegan a nuestras playas provenientes de diversas actividades desarrolladas cerca de ríos y mares como, por ejemplo, el uso de fertilizantes, plaguicidas o el abandono de residuos provenientes de actividades industriales.
En Otranto, una ciudad cerca de mi pueblecito, el último caso de contaminación hídrica se dio el verano pasado: unos bañistas se enteraron de que cerca de la costa, en la superficie de la mar, había unas pequeñas manchas de material “aceitoso” y de que la mayor parte de la arena era de color negro. En poco tiempo aquellas manchas se convirtieron en una única faja de dos metros de longitud que se movía transportada por las olas y por el viento. Inmediatamente, los que se dieron cuenta informaron a las autoridades competentes, que se movilizaron pronto para limitar los daños causados, probablemente, por un petrolero de paso que había vertido en la mar los residuos del lavado de las cisternas. El Ayuntamiento de Otranto y la Comandancia de la Marina italiana intervinieron con todos los dispositivos aéreo-navales en su posesión, utilizando equipos capaces de tomar muestras teledirigidas, equipos especializados en supervisar el fenómeno y capaces de cuantificar su entidad. Algunos técnicos, en barcos, hicieron una inspección retirando y verificando unas muestras de la mar, afirmando que se trataba de petróleo, manchas de chapapote, una substancia peligrosa para los hombres, la vegetación y los animales. Afortunadamente y gracias a la ayuda de los policías, de autoridades, de expertos y de las asociaciones de voluntariado, en unas semanas el peligro de contaminación fue alejado de las costas italianas. Otranto, siendo una ciudad asomada al mar, es uno de los destinos turísticos más ambicionados y, por desgracia, la contaminación de sus playas es muy frecuente sobre todo en verano. Los hombres tiran botellas de plástico y de vidrio, residuos comestibles, pañuelos, colillas de cigarrillos, cartones, pedazos de madera... Todo esto sucede a menudo también en América Latina y el Caribe porque el hombre desecha no sólo lo que he dicho sino también porque consiente desagües domésticos no tratados en las playas. La basura, depositada en la arena, mata aproximadamente a un millón de aves y a cerca de 100.000 animales marinos por consumirla; afecta a la salud humana y provoca efectos económicos negativos en destinos turísticos.
En mi opinión, para evitar estas acciones y para salvaguardar las playas tendrían que establecerse unas medidas como por ejemplo:
-No realizar hogueras en las playas.
-No tirar basura. Hay que depositarla en los contenedores apropiados y llevársela si éstos se encuentran llenos.
-Unirse a los proyectos realizados por las
asociaciones de voluntariado o por la Protección Civil para la defensa del medio ambiente.
-Sensibilizar con proyectos lúdicos a los niños y los chicos de todas las escuelas, a partir de la escuela primaria y también a los adultos.
-Invitar a la gente a no ensuciar los lugares.
-Inspeccionar y cuidar las playas para asegurarse de que están libres de contaminación.
Se podrían organizar jornadas de limpieza de las playas o ver documentales para entender mejor lo que sucede en nuestro entorno con la ayuda de los ayuntamientos, de la
Comandancia de Marina, de la Protección Civil, de asociaciones libres y de voluntariado como el WWF y utilizar fondos provinciales, nacionales o europeos para ello. Sería una buena ocasión para limitar la contaminación, hacer excursiones y crecer juntos.
En caso de no respetar las reglas, se deberían impartir sanci
ones a los transgresores (por ejemplo multas) y perseguirlos penalmente.
GIORGIA MEROLA, III B INTERNAZIONALE. Curso  2012-2013.

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