domingo, 13 de mayo de 2012

Lujo y dolor en un soneto gongorino


Lujo y dolor en un soneto gongorino


 de Cristian MAZZOLA
IVº B INTERNAZIONALE
Curso 2011 / 2012

DE UNA DAMA, QUE QUITÁNDOSE UNA SORTIJA, SE PICÓ CON UN ALFILER
 de Luis de GÓNGORA

Prisión del nácar era articulado
de mi firmeza un émulo luciente,
un diamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.

Clori, pues, que su dedo apremïado
de metal aun precioso no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
le redimió del vínculo dorado.

Mas,¡ay!, que insidïoso latón breve
en los cristales de su bella mano,
sacrílego, divina sangre bebe.

Púrpura ilustró menos indïano
marfil; invidïosa, sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.

De una dama, que quitándose una sortija, se picó con un alfiler.

El tema del texto es típicamente barroco: se habla de una mujer observada en sus acciones cotidianas. Góngora seguramente se ha inspirado en Marino, poeta italiano del siglo XVI que es el iniciador del Barroco en Italia y solía tratar el tema del texto, es decir, la búsqueda de la belleza y por esto no es un caso que la protagonista de la poesía sea una mujer, símbolo de belleza exaltada gracias a los metales preciosos.
La composición empieza presentando la sortija preciosa: un día la dama decidió quitársela porque le estaba muy estrecha. Pero este hecho hizo que el dedo sangrase y ensuciase algo como si fuese por venganza. La poesía se divide en cuatro estrofas: en la primera no hay desarrollo de la acción, todo es estático y se habla de los metales que adornan la sortija para maravillar a los lectores con este lujo. (Porque la búsqueda de lo exagerado y lo maravilloso es el principal objetivo del Barroco). La segunda estrofa empieza con un pues que indica sucesión y paso del tiempo; se desarrolla la acción y, a pesar de la dificultad, la dama logra quitarse la joya y tiene alivio. Pero este hecho tiene una consecuencia que se ve en la tercera estrofa con una expresión de dolor: en efecto, un alfiler le ha pinchado a la dama y le sangra la mano. Pienso que la última estrofa es la más obscura, por el lenguaje, y puede tener más interpretaciones: seguramente la dama ha ensuciado algo con la sangre, quizás su mano, o puede que sean otras cosas cándidas.
La composición es un soneto formado por catorece versos que están distribuidos en cuatro estrofas: dos cuartetos cuyo esquema de rimas es ABBA ABBA y dos tercetos con esquema de rimas CDC DCD, todo con rima consonante. Hay contrastes barrocos y se nota la belleza formal y el lenguaje brillante. Leyendo los dos cuartetos se nota el contraste entre cautiverio y liberación; el primer terceto muestra la consecuencia de la liberación y el último terceto muestra imágenes de gran belleza que dejan la interpretación de estos versos a los lectores -a los lectores de hoy, porque el barroco ya sabemos que es una cultura dirigida y fuertemente controlada, sin espacios para el pensamiento libre. Palabras como prisión, nácar, firmeza, aprisionado, vínculo: todas dan una idea de rigidez, pero dentro del contexto este concepto se presenta de manera lineal para que se muestre la belleza del lenguaje y de las formas, en la línea ideológica del momento, es decir, lujo sí pero también dolor. En efecto, la prisión del nácar es dulce por la manera en la que se presenta, “articulado / de mi firmeza” el contraste anula la idea y “en oro también él aprisionado” nunca da una sensación de opresión porque el oro y las joyas hacen a los hombres ricos, felices y quizás libres, al menos esto era lo que se pretendía en el barroco. Este último verso del primer cuarteto puede ser interpretado también como refuerzo de la idea porque el deseo de riquezas hace a los hombres esclavos del dinero y de los bienes materiales. Desde estos dos puntos de vista este primer cuarteto puede ser también conceptista porque las palabras y las expresiones tienen más significados y el autor lo sabe: lujo y dolor van unidos, dos palabras clave de la cultura barroca que van marcando el sentido barroco del poema.
En el segundo cuarteto “el metal” da fuerza a la idea de rigidez pero siempre se ve el ingenio del autor porque utiliza palabras bellas que sirven para compensar la dureza de otras. Lo hueco y lo banal se imponen como gestos para corroborar la ausencia de afecto.
Con el primer terceto se entiende que la mujer sufre por la herida y quizás por el fin del amor o quizá por el desamor. Siempre hay contraste entre los diferentes términos: “insidioso” se puede entender como algo que molesta a alguien muy frágil como, en efecto, frágiles son “los cristales de su bella mano”. La belleza de la mujer siempre se advierte porque “los cristales”, los adornos, -la representación del lujo- son bellos y preciosos, pero provoca sangre, que aunque sea divina, algo inalcanzable en su perfección en contraste con el latón que merece el adjetivo sacrílego por su osadía contra la mano, provoca por tanto dolor. “Divina sangre bebe”, por una parte, animaliza al alfiler, es decir, parece como si el alfiler fuese un parásito que tiene que nutrirse para sobrevivir y esto sí que nos conduce a pensar en la violencia que existe en el mundo barroco, en el s. XVII, en las ciudades sobre todo; por otra parte, este objeto es metálico y los metales dan la idea de cautiverio y los cautivos siempre están privados de la libertad y de la autosuficiencia, no era menos la existencia del hombre barroco.
Con el último terceto se compara la mano con el marfil indiano para mostrar que la dama es preciosa, es cándida como la nieve y este es un símbolo de belleza en contraste con los claveles, la púrpura, que ensucian la pureza de la mujer. Hay muchas palabras con referencias coloristas y se notan las metáforas que quieren mostrar la belleza formal del poema. Belleza-pureza mitificada, pero no se trata de renacimiento: al final lo que se impone es el color rojo, el de la sangre, el del dolor, por esto se puede afirmar que este es un soneto culterano, es decir, en última instancia, barroco.

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