Lujo y dolor en un soneto gongorino
de Cristian MAZZOLA
IVº B INTERNAZIONALE
Curso 2011 / 2012
DE UNA DAMA, QUE QUITÁNDOSE UNA
SORTIJA, SE PICÓ CON UN ALFILER
de Luis de GÓNGORA
Prisión del nácar era articulado
de mi firmeza un émulo luciente,
un diamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.
Clori, pues, que su dedo apremïado
de metal aun precioso no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
le redimió del vínculo dorado.
Mas,¡ay!, que insidïoso latón breve
en los cristales de su bella mano,
sacrílego, divina sangre bebe.
Púrpura ilustró menos indïano
marfil; invidïosa, sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.
De una dama, que quitándose una
sortija, se picó con un alfiler.
El tema del
texto es típicamente barroco: se habla de una mujer observada en sus acciones
cotidianas. Góngora seguramente se ha inspirado en Marino, poeta italiano del
siglo XVI que es el iniciador del Barroco en Italia y solía tratar el tema del
texto, es decir, la búsqueda de la belleza y por esto no es un caso que la
protagonista de la poesía sea una mujer, símbolo de belleza exaltada gracias a
los metales preciosos.
La composición
empieza presentando la sortija preciosa: un día la dama decidió quitársela porque le estaba muy
estrecha. Pero este hecho hizo que el dedo sangrase y ensuciase algo como si
fuese por venganza. La poesía se divide en cuatro estrofas: en la primera no
hay desarrollo de la acción, todo es estático y se habla de los metales
que adornan la sortija para maravillar a los lectores con este lujo. (Porque la
búsqueda de lo exagerado y lo maravilloso es el principal objetivo del
Barroco). La segunda estrofa empieza con un pues que indica sucesión y paso del
tiempo; se desarrolla la acción y, a pesar de la dificultad, la dama logra
quitarse la joya y tiene alivio. Pero este hecho tiene una consecuencia que se
ve en la tercera estrofa con una expresión de dolor: en efecto, un alfiler le
ha pinchado a la dama y le sangra la mano. Pienso que la última estrofa es la más obscura, por el lenguaje, y puede
tener más
interpretaciones: seguramente la dama ha ensuciado algo con la sangre, quizás
su mano, o puede que sean otras cosas cándidas.
La
composición es un soneto formado por catorece versos que están distribuidos en cuatro
estrofas: dos cuartetos cuyo esquema de rimas es ABBA ABBA y dos tercetos con
esquema de rimas CDC DCD, todo con rima consonante. Hay contrastes barrocos y
se nota la belleza formal y el lenguaje brillante. Leyendo los dos cuartetos se
nota el contraste entre cautiverio y liberación; el primer terceto muestra la
consecuencia de la liberación y el último terceto muestra imágenes de gran belleza que
dejan la interpretación de estos versos a los lectores -a los lectores de hoy,
porque el barroco ya sabemos que es una cultura dirigida y fuertemente
controlada, sin espacios para el pensamiento libre. Palabras como prisión, nácar, firmeza, aprisionado,
vínculo: todas dan una idea de rigidez, pero dentro del contexto este concepto
se presenta de manera lineal para que se muestre la belleza del lenguaje y de
las formas, en la línea ideológica del momento, es decir, lujo sí pero también
dolor. En efecto, la prisión del nácar
es dulce por la manera en la que se presenta, “articulado / de mi firmeza” el
contraste anula la idea y “en oro también él aprisionado” nunca da una
sensación de opresión porque el oro y las joyas hacen a los hombres ricos,
felices y quizás
libres, al menos esto era lo que se pretendía en el barroco. Este último verso
del primer cuarteto puede ser interpretado también como refuerzo de la idea
porque el deseo de riquezas hace a los hombres esclavos del dinero y de los
bienes materiales. Desde estos dos puntos de vista este primer cuarteto puede
ser también conceptista porque las palabras y las expresiones tienen más significados
y el autor lo sabe: lujo y dolor van unidos, dos palabras clave de la cultura
barroca que van marcando el sentido barroco del poema.
En el
segundo cuarteto “el metal” da fuerza a la idea de rigidez pero siempre se ve el
ingenio del autor porque utiliza palabras bellas que sirven para compensar la
dureza de otras. Lo hueco y lo banal se imponen como gestos para corroborar la
ausencia de afecto.
Con el
primer terceto se entiende que la mujer sufre por la herida y quizás por el fin del amor o quizá
por el desamor. Siempre hay contraste entre los diferentes términos:
“insidioso” se puede entender como algo que molesta a alguien muy frágil como, en efecto, frágiles son “los cristales de su
bella mano”. La belleza de la mujer siempre se advierte porque “los cristales”,
los adornos, -la representación del lujo- son bellos y preciosos, pero provoca
sangre, que aunque sea divina, algo inalcanzable en su perfección en contraste
con el latón que merece el adjetivo sacrílego por su osadía contra la mano,
provoca por tanto dolor. “Divina sangre bebe”, por una parte, animaliza al
alfiler, es decir, parece como si el alfiler fuese un parásito que tiene que nutrirse
para sobrevivir y esto sí que nos conduce a pensar en la violencia que existe
en el mundo barroco, en el s. XVII, en las ciudades sobre todo; por otra parte,
este objeto es metálico
y los metales dan la idea de cautiverio y los cautivos siempre están privados de la libertad y de
la autosuficiencia, no era menos la existencia del hombre barroco.
Con el último
terceto se compara la mano con el marfil indiano para mostrar que la dama es
preciosa, es cándida
como la nieve y este es un símbolo de belleza en contraste con los claveles, la
púrpura, que ensucian la pureza de la mujer. Hay muchas palabras con referencias
coloristas y se notan las metáforas
que quieren mostrar la belleza formal del poema. Belleza-pureza mitificada,
pero no se trata de renacimiento: al final lo que se impone es el color rojo,
el de la sangre, el del dolor, por esto se puede afirmar que este es un soneto
culterano, es decir, en última instancia, barroco.
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